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       -¡Ya he llegado a casa mamá! ¿Puedo pasar a saludar en un rato?

La madre de Thomas habla con una voz desgastada y un poco ronca mientras se entrecorta la llamada.

      -¿Haz visto ya al gigante de muchos tentáculos?

     -¿A que te refieres?

     -Tengo miedo de irme de aquí

     -¿Irte a dónde mamá? Si vives aquí con mi padre. 

La madre de Thomas finaliza la llamada con un sonido fuerte que casi lo deja sordo, él quita el teléfono de su oreja, su sonrisa se desdibuja. Se queda un momento mirando a la nada pensando en que fue lo que acaba de escuchar. Su sonrisa aparece de nuevo en su rostro después de unos segundos pues está feliz de estar en casa.


Thomas entra en su cuarto lleno de maletines y ropa a medio organizar.  Él se recuesta en la cama pero pasados unos segundos se levanta de la cama repentinamente y toma el teléfono para llamar de nuevo a la casa de sus padres.

El teléfono suena hasta que el contestador se activa. Nadie responde. Thomas cuelga el teléfono. Camina lentamente hasta su cama y vuelve al libro que estaba leyendo. La expresión de su rostro cambia, sus ojos no pueden mantenerse enfocados solo en el libro y no puede concentrarse en lo que está leyendo. No para de pensar en lo que dijo su madre.

Thomas se levanta rápidamente de la cama y sale de su cuarto caminando apresurado. Una vez llega a la puerta principal, coge sus llaves. Una de sus manos las agarra fuertemente y las mete en su bolsillo. Abre la puerta y sale de la casa.

Thomas cierra la puerta dejando que se azote y camina unos metros hacia el anden. Camina por las calles del pueblo que se encuentra vacío, todas las personas que solía ver por la calle ya no están.

Al llegar a la casa de sus padres se queda parado en frente. 

Golpea la puerta cada vez más fuerte.

       

        -¡Mamáááááá! ¡Mamá soy yo, sal! ¡¿Mamáááááá?! ¡Mamá ya llegué, por favor ábreme! ¡¿Ma...?!


Thomas mira por las ventanas hacia adentro de la casa pero no logra ver nada por las cortinas detrás de ellas. Las pocas personas que pasan por detrás de él ni siquiera voltean a mirarlo.

Llama a los padres: Bienvenido
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